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TRADUCCIÓN SIMULTÁNEA

Traducir un te quiero es fácil, no es más que evidenciar la espera, dejarse llevar por un impulso sagrado, buscar alimañas buenas para ser su presa, respirar bajo el mar, respirar olas,  pececillos, huracanes. Traducir un te quiero es de lo más fácil, descubrir que en el punto donde te haces nada,  comienza una roja claridad, un aroma de río. Para traducir un te quiero se necesita  un hombre y una mujer que cantan al unísono en fa sostenido, sostienen en sus brazos un continente sin percibir su peso, su sitio de encuentro está en un rincón de Neptuno, ahí es donde les crecen cosechas y ramas con flores, manzanas, a veces, en cambio,  se despedazan, se agravian, se olvidan, entonces llega una libélula mágica con su polvareda a reconstruirlos.  Es fácil traducir un te quiero,  tiene la transparencia de un átomo,  la misma capacidad letal, su misma inocencia.  .

EL ALIMENTO

  EL ALIMENTO A diario llega el pájaro,  lo veo saltar entre los granos que he esparcido, los recoge, uno a uno, con pasión,  de mi mañana, él hace algo predecible, de la vida, una esperanza verdadera.  Pero contigo es una historia diferente,  nunca llegas al sitio que te guardo, la espera no termina ni da frutos,  mis semillas extendidas languidecen. Este amor no da paso al alimento, la distancia es igual a una ceguera, no eres pájaro ni yo proveedora, no soy la enamorada ni tú el que ama.

LOS RAROS

Los raros caminan como si estuvieran cayendo, dejan tras de sí una estela de vapor, su olor es a hierba molida y a óxido Ellos sienten que viven  en el planeta equivocado,  con la gente equivocada.  Los amigos se cambian de acera  cuando se les acerca un raro.  Olvidan el nombre de las personas,  la fecha en que nacieron,  envenenarse con su pastilla.  Los raros están solos como un reptil,  hibernan en cuevas por meses,  mas cuando aparece la primavera  tampoco salen del escondite.  Nadie quiere a los raros, porque ellos no requieren de nadie. A los raros solo les importa su taza de café,  el satélite Ganímedes,  la tragedia de un insecto,  la respuesta sin pregunta. Los raros saben cómo se originó el Universo,  pero no les interesa explicarlo.  Los raros tienen un corazón minúsculo,  tan pequeño como un átomo. Nunca se enamoran, porque si lo hicieran. las partículas del átomo chocarían entre sí y el mundo desaparecería de súbito víctima de un estallido nuclear. Cuando los raros se mue

RETROVISOR

Lo que dejé atrás me cuelga en la garganta, hace sangrar lo que ingiero. El abrazo que duele en mi cuerpo como un ser anónimo, una mirada de estupor ante un rostro amado, su veneno vertido de pronto sobre un camino santo. Lo que dejé atrás son los silencios asesinos, (en su ferocidad quise enterrar algo mío), los barrotes que alcé, uno a diario, hasta terminar mi cárcel.  Ahí, la indiferencia que trituró a una amiga, a un hermano, ahí, un gran amor que me pedía algo a gritos, algo que no quise escuchar. Atrás quedaron las nostalgias que se sentaron siempre en el mismo sofá, con la misma persona. Lejos está lo que debió quedar atrás porque era mucho, porque era poco o porque no era. Como una úlcera, lo que se fue por cobardía, por egoísmo, por orgullo.  No vale nada lo que está atrás o ¿vale todo?, hay confusión tras la densa nube de la historia. Lo que ahora tengo, ¿basta para vivir un armisticio?, basta para ser cómplice del vino, del ocaso,  de unos ojos que aceptan con paciencia mi

OTOÑO

  El primer día de noviembre  llega con su malicia tras la puerta,  como inundación de aceites quemados.  Nadie se atreverá a hacer preguntas.  Nadie va a retirar los hilos de la indecencia que oscurecen la mañana. El cielo es una lágrima larga, desata cintas de lluvia como metamorfosis del hielo.  Miro mi lengua quebrada,  lo que resta de mi cuerpo.  Los hijos no nacidos se quejan  desde la caverna del adiós. Ante mí, el dolor de generaciones pasadas. En la cesta de basura me atisba un corazón,  conozco al hombre que se lo arrancó del pecho.  Ahora soy noviembre,  tengo pezuñas en los pies,  uno de mis ojos ha quedado ciego,  en el pecho un pozo de agua sangre.  Noviembre ha llegado,  acosa sin parar,  me ensordece su catarata  de palabras chamuscadas.  Solamente el silencio es capaz de contenerlas.  El silencio es más monstruoso que cualquier criatura,  el gran hipócrita que hace alianzas con el tiempo.  El silencio antecede al mal,  nadie cae en cuenta de su mirada torcida.  Noviemb

ÁNGEL

  En el fondo de tu hueco, caos, sombras, pero muy arriba, un hilo de luz,  un filamento del que cuelga  un ángel semi degollado. Un dedo de su mano apenas se mueve, te envía una señal de vida,  su último aliento. Estás ahí, pero no dejas de mirar a lo alto.  De ese ángel,  de su desesperado mensaje. depende tu cordura, tu esperanza. Sientes que ese grito de ayuda solo a ti va dirigido, es una dádiva que no mereces,  algo que por suerte te ha correspondido.  Otros ángeles están llenos de vida, son poderosos,  el tuyo sufre, está a punto de morir, eso te mantiene alerta todo el tiempo, te hace luchar a vida o muerte  por una pequeña oportunidad, es el motor que enrojece tus mejillas, hace brotar el sudor de tu frente. Por ese ángel, vale la pena el sacrificio,  hace de la muerte tu fiel compañera, tu amiga, ella ya no vendrá como un engendro indeseado, has aprendido a convivir con ella. El ángel semi degollado  es muy poco para cualquiera, pero para ti lo es todo, es todo lo que tienes.

MORIR DESPUÉS DE LUCHAR

  Antes de que caiga la máscara del reloj  -sus trescientas mil horas de esfuerzo- dejemos que entren en nuestra casa los ángeles de la fruta, sus lenguas tibias. Hubo maderos encendidos por los rincones, belleza en los cuatro costados del jardín,  hubo niños vigorosos sin malicia en sus dolencias, bailes frenéticos, fuentes mágicas.   Antes de que otra generación envejezca  sin que azoten tormentas de agua dorada, vamos a vencer las razones del mal, alcemos fuera tiendas de campaña, alojamientos de duendes políglotas,  refugios de ciclones pendencieros.  El punto de ignición es siempre un nacimiento,  vamos a la guerra amigo, compañero, detonemos las partículas de pólvora,  la paz no es bienvenida en el planeta fuego, esta nostalgia es igual a mansedumbre.  Amigo, perfumemos el acero de los sables, en nuestra sangre bullen esquirlas de balas, mira cómo juntan sus arterias, cómo enredan sus rodillas y sus sexos, tiran lances que asesinan si no hay beso. Este es el camino correcto, el d

AL AIRE LIBRE

  Estoy desnuda. Estos son mis huesos,  sueltan escamas secas y olor de mar, mi esqueleto peregrino en camino hacia la ciudad del éxtasis.  Este es mi corazón,  su cáscara de eucalipto, tiene dos salas vacías,  un cuarto abarrotado de avispas,  en el jardín, una jauría de invierno.  Desvestida, descalza, sin nada que decir, abierta y triste como la vulva de una diosa,  todo a la vista como en un templo. Las manos hurgan en el fondo del abdomen,   se  tiñen de negro en el ácido exaltado. Estas son mis garras de hiena huérfana,  las que se lanzan a rasgar gargantas, las que luego se arrepienten con ira  y lloran su arrepentimiento. Sin nada que decir, como todo ser desnudo.  Desnuda en mis cuatros eras de hielo, en el infierno más frío de todos los infiernos. Estos son mis ojos, sin llanto para no restarle al dolor, mis ojos extraños en su lago de azufre,  su luz  fracturada, su goteo de sal. Aquí estoy, como Dios me trajo al mundo.  Este es mi sexo, una caja de colores, reflector que al

HOJA EN BLANCO CON CORAZÓN

  Llegó la hora de tu poema. Engranaje de ganzúas húmedas para tu anochecer en espiral. Canción que a cada paso te nombre y tú pongas la manta o el trigo.   Llegó esta tarde con su palabra, a pesar de su hueso de pez, de sus dolores enfermos. Llegó, con el beso que guardamos en la página de un libro, con tus ojos que tocan el violín, con los míos que te aman en tres lenguas. Llegó esta hora en posición germinal. Escucha mis ciento cincuenta verbos sembrados en el fondo del papel, mira qué bella para ti la letra ye y cómo te escalan mis cien vocales. Escribir "te quiero amor" no basta. Escribir " estoy llorando" no basta. Hay que echar a correr un río por el corazón de una fruta, arriesgarse, así en esto se apueste la vida, subir por la montaña del génesis hasta el punto más alto donde espera un rostro brillante de un solo ojo. La hora para escribir "te quiero" es la hora de la certeza, la que re